martes, 27 de mayo de 2014

Un quejido silenciado


Me quedaba muda 
no aprendí a decir adiós
trabando se las palabras en la carne de mi boca.

Me encontré tras el muro que construí con la dejadez en mi lloro
a instantes tan fuerte que cubren mis manos lo mojado de mis pestañas
dejando pendiente la pena de mi batir.

Aquí llega la madre oscura 
susurrando en quejidos
que la marabunta tropieza en el ínfimo espacio
silencio
que pendiente está la resaca en mis sienes.


Y de repente la nada
el grito desgarrado enmudecido
mis ojos vacíos
mi voluntad extinta..entreveía  la calma inquieta
me lleva
dejando pendiente la pena de mi batir.

El polvo
en ceniza
así la niebla se enzarza en el vaho de un aliento escaso
no aprendí..aún no. INGUMA.